En la noche de ayer, 7 de marzo, primer viernes de Cuaresma, el barrio de las Covachuelas vivió una de sus citas más esperadas con la fe y la tradición: el Vía Crucis Parroquial con la imagen de Nuestro Padre Jesús Nazareno, organizado por la Hermandad. Desde la parroquia de Santiago el Mayor, el Señor recorrió en andas las calles de su feligresía, envuelto en un clima de recogimiento y silencio que sólo se rompía con las meditaciones de cada estación y el sonar roto del tambor desafinado.
Las calles, estrechas y empedradas, se iluminaron con la luz cálida de la cera, mientras los hermanos y devotos caminaban en oración, creando una atmósfera profundamente espiritual. El paso por lugares simbólicos que recordaban al paso de la Cofradía antes de su renovación, estuvo marcado por la emoción contenida y el respeto de los vecinos, muchos de los cuales aguardaban en portales o balcones.
La Hermandad cuidó con esmero cada momento del recorrido, que terminó nuevamente en el templo parroquial cerrando así una noche intensa de oración y entrega. Este Vía Crucis no solo es un acto piadoso, sino también una manifestación viva del arraigo de Jesús Nazareno en el corazón del barrio y una preparación sentida para lo que será, dentro de unas semanas, el emotivo Santo Encuentro del Sábado de Pasión.














