Se trata de una talla de Dolorosa de candelero, para vestir, cuyos rasgos son los de una mujer madura, con facciones bien perfiladas, que aparecen envueltos en una clara expresión de tristeza y meditación.
El efecto de su mirada enigmática y perdida, en una mezcla de ensueño y tristeza, lo consigue su autor creando en los ojos de modo intencionado una ligera desviación o estrabismo, recurso usado por grandes maestros del barroc.
Con una encarnación morena, presenta la mirada baja, el gesto de la boca cerrado y los labios algo apretados.
Entre el ajuar de la Virgen se encuentran dos ternos de terciopelo negro, uno de ellos bordado en oro, una diadema de latón y corazón atravesado por siete espadas de plata.